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A nivel nacional hay varias empresas que se dedican a la gestión de morosos y cuentan con ficheros de deudores, como RAI o ASNEF, entre los más conocidos. Estas entidades, muy útiles para las empresas de que deseen conocer la trayectoria de un posible o futuro cliente o proveedor, en ocasiones se pueden convertir en un verdadero dolor de cabeza para aquellos que alguna vez han tenido una deuda, ya saldada, y que siguen apareciendo en sus registros, impsibilitando un desarrollo empresarial normal por esta causa.
Ahora bien, para ser incluida en estos ficheros la empresa no sólo tiene que tener una deuda, sino que ésta esté vencida y reclamada por el acreedor, con su correspondiente factura con plazo fijo. Y en cuanto a la cantidad reclamada, no tiene por qué ser millonaria, hay casos que simplemente pueden ser un puñado de euros; de hecho, esta práctica está siendo cada vez más habitual ya que conlleva menos problemática que las reclamaciones por vía judicial.
Pero, ¿y si la empresa salda su deuda? ¿Cómo se sale de estos ficheros? ¿Y si no nos borran?
- En primer lugar, si se abona la deuda, la empresa acreedora tiene el deber de notificarlo al registro para que la cancelación sea inmediata. También la empresa deudora puede notificar la baja de la deuda remitiendo el comprobante de pago junto a los datos de la entidad.
- Si con este paso no se consigue que se borren los datos de los registros de morosos, se puede denunciar ante la Agencia Española de Protección de Datos. Serviría con un escrito que contenga los datos de la empresa, descripción de los hechos y la petición expresa de su retirada del fichero de morosos.
- Si aun así el registro sigue mostrando los datos de la empresa, ésta puede pedir daños y perjuicios ya que puede estar expuesta negativamente ante sus posibles clientes y proveedores. Eso sí, si se pide una indemnización hay que ir a los tribunales.