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Desde la aparición de los primeros ordenadores en el ámbito empresarial a finales de los años 70, los sistemas informáticos se han convertido en una herramienta indispensable para las empresas. Sin embargo, su vulnerabilidad frente a ataques desde el exterior supone, en la era digital, donde la mayoría de los procesos están informatizados y con el mundo online como aliado, la principal amenaza para la seguridad del negocio.
Según un estudio de PwC en el último año el 65% de las empresas españolas detectó un incidente de seguridad en sus sistemas. Su origen no fue fruto sólo del ataque externo, sino de la falta de conocimiento de los usuarios sobre medidas de seguridad online o la escasez de inversión en el mantenimiento de los equipos. Por ello las empresas han de ser conscientes de estos riesgos y adoptar una actitud preventiva, con evaluaciones periódicas que permitan llevar un control eficiente.
Ahora bien, ¿son las únicas amenazas?
Ciertamente no. Un incendio, un corte de luz o una inundación suponen un riesgo más que evidente en un mundo informatizado. En nuestros ordenadores almacenamos infinidad de documentos, en muchos casos confidenciales, que pueden ser destruidos por cualquiera de dichas amenazas. La solución ante ellos nos la brinda la lógica: hacer copias de seguridad diarias de la información y guardarlas fuera de las instalaciones de la empresa.