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En la actualidad los ataques cibernéticos se han convertido en la nueva arma de los delincuentes. El último a gran escala lo sufrió en sus carnes la productora audiovisual de Sony, quien quedó a merced de los hackers tras intentar boicotear la proyección de la película satírica sobre el líder de Corea del Norte “La entrevista”. Un incidente que ha puesto en evidencia el poder e influencia que pueden tener los virus cuando infectan los sistemas informáticos de las empresas. Este ataque ha provocado que se hayan filtrado datos sensibles, como el número de la seguridad social de actores famosos, y un agujero en la compañía de más de 200 millones de dólares.
Sin embargo, la administración y las empresas vinculadas a sectores estratégicos como la energía, son otro de los blancos preferidos de los hackers. Según cifras del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en 2013 aumentó un 82%. Un ataque contra el sistema remoto de una central eléctrica podría dejar sin suministro a una ciudad, pero también pondría en jaque a la banca o sistemas de transporte como el Metro, lo que evidencia un problema sobre el que conviene protegerse.
Pero los ciberataques no son algo sólo de grandes empresas. Según un informe de Kapersky Lab, a nivel mundial son infectados a diario más de 325 millones de archivos, con el correo electrónico como principal vía de contagio. De ellos, más de 174.000 pertenecen a España, dato que le sitúa como el octavo país con mayor número de ataques por detrás de Rusia, Estados Unidos, Alemania o Francia, que lideran el ranking.
¿Pero cuál es la solución?
El riesgo cero ante este tipo de amenazas no existe, aunque la prevención en el ámbito empresarial permite dar el primer paso. Por ello actualizar de forma periódica nuestro antivirus y realizar una auditoria de los sistemas informáticos de la empresa, permite evaluar cuáles son los posibles fallos de seguridad que serán aprovechados por los ciberdelincuentes para incrementar el nivel de seguridad.