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No todas las empresas que incumplen una normativa lo hacen adrede. En muchas ocasiones, se producen fallos por desconocimiento, ya que la globalización y el elevado ritmo de producción legal hace que sea muy fácil pasar por alto alguna actualización o un reglamento local. Para evitar estas situaciones, en los últimos años ha emergido con fuerza la figura del Compliance Officer o responsable de cumplimiento normativo, que tiene por función velar por que las políticas y procedimientos de las compañías se ajusten a la legislación.
En España la necesidad de contar con este tipo de profesionales se ha acentuado tras la última reforma del Código Penal, que agrava las responsabilidades y contempla el reconocimiento de la responsabilidad penal de las personas jurídicas.
Pero ¿en qué consiste el trabajo del Compliance Officer? Estos profesionales identifican mapas de riesgos penales, elaboran los planes de cumplimiento normativo, los implantan y cruzan sus recomendaciones con las actividades diarias de la empresa. Abordan temas de privacidad, medioambientales, fiscales, de blanqueo de capitales, fraude y delitos contra la Seguridad Social, entre otros.
Además, ante el elevado volumen de producción normativa y de riesgos potenciales, una forma de mitigar y de evitar la responsabilidad penal es disponer de modelos de responsabilidad penal.
En este sentido, el compliance o cumplimiento normativo consiste en establecer las políticas y procedimientos adecuados y suficientes para garantizar que una empresa, incluidos sus directivos, empleados y agentes vinculados, cumplen con el marco normativo aplicable. Dentro del marco normativo no han de considerarse únicamente las normas legales, como leyes y reglamentos, sino que también deberían incluirse en el mismo las políticas internas, los compromisos con clientes, proveedores o terceros, y especialmente los códigos éticos de la empresa.
¿Cuáles son los pasos que se siguen? Hay cinco básicos:
1.- Identificación: se han de identificar los riesgos a los que se enfrenta la empresa, teniendo en cuenta su severidad e impacto y la probabilidad de que se den.
2.- Prevención: conociendo los riesgos, se debe diseñar e implementar procedimientos de control que protejan a la empresa.
3.- Monitorización y detección: la efectividad de los controles implementados debe ser supervisada, informando a la dirección de la exposición de la empresa a los riesgos, y realizando las auditorías periódicas que sean precisas.
4.- Resolución: cuando pese a todo surge algún problema de cumplimiento, debe trabajarse para su solución.
5.- Asesoramiento: los directivos y trabajadores deben recibir toda la información necesaria para llevar a cabo su trabajo de acuerdo con la normativa vigente.
MARCO NORMATIVO
El compliance potenció su importancia desde de la reforma del Código Penal del año 2010, que introdujo en nuestro ordenamiento la responsabilidad penal de las personas jurídicas. Las personas jurídicas se convierten en penalmente responsables de los delitos cometidos en su nombre o por su cuenta por sus representantes legales y administradores, pero también, por quienes estando sometidos a su autoridad hayan podido realizar los hechos por no haberse ejercido sobre ellos el debido control. Con esta reforma una empresa no sólo debía enfrentarse a las sanciones, generalmente de gran importancia económica, que las distintas regulaciones sectoriales establecen, sino que también debía enfrentarse a la responsabilidad por un delito.
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